viernes, 29 de enero de 2010

TERTULIA MARGARITEÑA
Hace varios días me invitaron
a celebrar un cumpleaños,
el lugar es un restaurantito,
donde se saborea la comida margariteña;
se come barato, delicioso y sabrosito.
La dueña era la homenajeada,
hace bien ricas las empanadas,
cuando llegue me di cuenta de un detalle,
en el lugar, estaban solo mujeres
sentadas en círculo,
me presentaron a todas las señoras,
pero no capte los nombres verdaderos,
se trababan con sobrenombres;
la chiquitica, masca chicle, cara de loba,
cuaima, dientona, estaba también la gorda,
la viejucha y a mí, me bautizaron; la maracucha.
Había una carupanera y de pasa palo la nuera.
Comencé a entrar en confianza,
me di cuenta que todas eran trabajadoras,
madres solas, luchadoras;
una vende ropa en el mercado,
otra es dueña de una pollera,
estaba la que vende lotería,
una trabaja en una tintorería;
al llegar me ofrecieron una cerveza,
les dije: “yo no tomo,
mi religión no me lo permite”,
será la de donde uno come alpiste.
¡Mija querida!, me insistieron tanto,
que agarre esa botella,
a ver si así, se les terminaba la rogadera.
La primera conversación en la que intervine,
fue en la de la economía,
mientras esas mujeres, bebían y bebían
yo andaba por el primer trago,
ya ellas, más de la mitad de la botella
la habían pasado de largo;
todas hablaban a la vez,
eso parecía una gallera,
estaba bien fregada con el idioma,
era purito margariteño,
rapidito y apurado, como si las hubiesen asustado;
cuando me toco intervenir
Grite… ¡Ey!... paren me bolas a mí,
tengo algo que decir,
a la chiquitica le dije así,
vos estáis equivocada,
por esas razones no podéis
aumentar las empanadas,
tenéis que calcular bien,
el precio de la harina
y el sudor que chorreáis en la cocina.
Al ratico me doy cuenta,
que las tengo a todas boqui abiertas;
que si la inflación, el índice del Banco Central de Venezuela,
parecía una maestra de escuela,
cuando me tome el tercer trago,
ya cada una llevaba cuatro cervezas;
¡que monguita! jalan caña estas mujercitas.
De repente el tema impecable,
la política, en ese momento me dije; cállate negrita,
que si Morel, Chávez y Manuel,
me entere que a la alcaldesa de ese Municipio,
la llaman la chiva loca,
porque lo único que manda es a cortar monte
y hacer fiesta a cualquier santo que le toca,
se formo el gallinero,
en ese tema, no se iban a poner de acuerdo;
“mira mijita, maracucha, prenda querida,
di tu qué opinas”
¡La pinga!, contesté; mi religión no me lo permite,
no puedo hablar de ese tema,
eso para mí, es un dilema,
¡Virgen del Valle querida!
como gritaban esas mujeres,
una se levanto furiosa de la silla,
botando espuma por la boca,
Grito… que pal coño se iba.
De repente les pegue un grito,
bueno, ¿que vinimos a hacer aquí?,
a pelar o a tomar, hasta que le den ganas de hacer pipi.
De repente el esposo de la Gorda
Apodado el Sapo,
Trae unos mariscos,
que se veían deliciosos;
esas mujeres bebían y bebían,
yo comía y comía,
ya para ese momento me habían ofrecido
tres cervezas, yo aun la primera no me la bebía,
estaban escuchando música ranchera,
la tertulia estaba buena;
otra vez la gallera,
¡Que sufrimiento el mío!
No por la gritadera, la vaina estaba en
¿como hacía?, para entender tanta gallina vieja
¡Miércoles! ¡Recorcholis!,
comienzan a escuchar a Roció Durcal,
Tres, comienzan a llorar desconsoladamente;
Pensé: ¡a la molleja!... ¿qué pasa aquí?,
les confieso que para ese momento,
ya todos los mariscos, yo solita me los comí,
sin mirar pa’ ningún lado.
La canción que escuchaban
Era “Amor Eterno”
le pregunto, a la que le tenía más confianza,
¿Por qué lloran?
es que a la gorda, hace tres meses la PTJ, le mató 2 hijos,
el de la dientona, mija linda; se lo mataron hace 7 meses,
la gorda y la dientona, son hermanas
¿Aja y por que llora la chiquitica?
Bien, ¡tú preguntas mujer!
quédate tranquila maracucha,
mira que cuando estas mujeres,
se ponen así a cualquiera serruchan.
La canción seguía sonando,
solo se escuchaba la Roció, los llantos,
yo con mi cara de haber visto un espanto,
es que el hijo de cara de loba, también lo mataron;
¡Diablos, zambomba, mollejeicion!
¿Qué edad tenían los chamos?
17, 21, 25; de la silla pegue un brinco,
llega el sapo con mejillones y pepitonas en un plato,
vos me vais a perdonar, pero que hicieron esas criaturas,
fue por un ajuste de cuentas, por venta de drogas,
al de la gorda mijita, mira lo mataron enfrente de ella,
sin perdón, luego llegó la furgoneta,
ya a ese punto, yo tenía chorreada las pantaletas;
que se termine rápido esa canción
y se vuelva a armar el vacilón
a esas alturas perdí la cuenta,
de cuantas cervezas se habían tomado,
yo con mi segunda botellita
me sentía chiquita;
lo único que se me ocurrió preguntarles
¿Cuántos años tenían ellas?
37, 42, 45, 39, 44, 48;
todas tenían apariencia de tener, más de 50
¡Dios Bendito!... ¡San Francisco de Asís!
¿Dónde viví?
comencé a dar gracias a los Ángeles,
que afortunada fui,
que ingrata soy,
viendo a esas mujeres contemporáneas,
con tanto sufrimiento encima;
debería estar rascándome la barriga.
Después de cantar cumpleaños,
regrese a la casa afligida,
me parece tan injusto, ingrato,
que los jóvenes se vean envueltos
en problemas nefastos.
¡Jesús sacramentado en el Altar!
haz que los jóvenes,
de las drogas se puedan alejar,
ese mal, a cualquiera le roba la vida.
Al hacer mi oración antes de dormir,
al Señor Dios con fervor le pedí,
que le diera fortaleza a esas personas,
que hoy conocí, para seguir adelante
y poder sobrevivir.
¡Que dolor tan profundo!
ver un hijo morir así,
le doy gracias a Dios,
por la vida de barbie que viví.
Porlamar 02 de Julio del 2009
Yna Amelia Pino Blanco
Si me quieres quitar un marisco,
de la mano te lo arranco

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