viernes, 29 de enero de 2010

MI LOCATA


Amanecí con dolor de cabeza,
Tengo gripe, dolor de garganta;
Voy a pasarle un mensaje
a quien, mis padecimientos de lejos aguanta.
Ella se parece, a una estrella de cine,
pero para mí, es más linda que un desfile de delfines.
Es todo un desconcierto, me recuerda físicamente
A una estrella que tengo en el firmamento;
Solo, que la mía es morena
y esta es blanca como una sirena
¡Auxiliooo!
¡Me muerooo!
Mírame, me duele la garganta,
La tengo roja,
tengo pepas blancas
Y ella tan bella me contesta:
GRACIELA.
Cuando ya, le he pasado 100 mensajes de texto,
ella contesta: Q.E.P.D., con todo su afecto.
De niña me la imagino disléxica, alocada pero afortunada,
tenía una familia bella y acaudalada,
no en dinero, pero muy amada.
Tía Graciela, tenía 7 años, cuando mamita enviudó
y se vio obligada, a hacer una especie de selección,
aunque eso le partía el corazón.
Graciela Josefina, la ardilosa,
que se podía defender de cualquier cosa.
Se hizo famosa,
le arreglaron su ropita
y se la metieron en una bolsita
No había cobres pa’ una maletica,
se la amarraron en un palito
y ella se la puso, en su pequeño hombrito.
Mercedes, así se llamaba mi bis abuela,
tomo el mando de Graciela, la niña buena.
Salieron de Cabimas a las 4 de la mañana,
tía aún tenía pegadas las lagañas
Tomaron la carretera tras andina,
tragando más tierra, que mil gallinas.
Después de ese largo viaje, llegaron a Caracas,
Graciela estaba asombrada, no veía ni una vaca.
La llevaron a vivir, con Raúl Fuentes
y su esposa Carmen Delia,
¡coño! Yo se que va bueno el cuento,
pero no me pregunten, como se llamaba la suegra.
Ahí vivió un tiempo,
pero el tío Raúl comenzó a divorciarse
y la vida enredarse.
A Caracas Mercedes Elena (Chelena),
su esposo Rafael Ferrer
y el pequeño Jorge, llegaron (no me pregunten por Jorge, mejor ese tema, no se escoge).
Chelena, no vio tan conveniente,
que esa pequeña tranquila e inocente;
continuara viviendo en un ambiente,
hostil, con un divorcio inminente.
A la casa de Chelena se mudo,
y tres días, viviendo ahí duró,
La tía, al ver sus loqueteras exclamó ¡oh, Qué horror!
esta pequeña, necesita corrección.
¡Ay madre mía querida!
10 añitos tenía, la pobrecita.
Una mañana, el canto de los pajaritos, la levantaron
Y luego de vestirse bonita, la tía;
le regala una manzanita
y salieron a caminar, unas cuantas cuadritas,
por Caracas tan bonita.
Llegaron al Patronato San José de Tarbes,
Cuando Gracielita entró, ¡cataplummm! la puerta se cerró,
Así comenzaron sus días maravillosos del internado,
para ella algo inesperado.
Por supuesto, Chelena quería la mejor educación,
para tan delicada nena,
con nariz, en forma de berenjena.
En ese lugar tubo buena educación y jugo cosas maravillosas
Al fantasma de la monja muerta,
a comer ostias con mermelada de rosas,
Que niña, que en ese lugar se hizo famosa.
Entre tremendura y tremendura,
los años fueron pasando
y la hermana San Pablo con ella,
los tapones se le iban volando.
Hoy me pregunto,
¿si la llevaron a ese lugar a educarse y ella lo hizo su cárcel?
Todos los fines de semana, castigada,
no entiendo por qué, si era bien educada.
Imagino que para ella y para las monjas,
eso ya era parte de la jugada.
Mi madre llego a la capital
y en casa de esa tía le toco cachifear.
Se levantaba a las 3 de las mañana,
a hacer los oficios
y después a estudiar con sacrificio.
Le tocaba planchar los pantalones de Ferrer,
que median como tres metros de tela
¿pero, que podía hacer?.
Un juramento, que hasta el día de su muerte, lo vi cumplir.
“Cuando me gradue, más nunca en mi vida, plancho,
así viva en un rancho,
y si tengo hijas, algún día les evito esto”,
de eso mi hermana y yo les damos manifiesto.
Ive, esperaba todos los fines de semana,
para visitar a su hermana,
le preparaba una bolsita,
con su ropa y cualquier cosita.
Llegaba a la puerta y salía Sor Anacleta.
¡Lo siento Graciela, esta castigada!
Anoche con sus amigas,
me robó las pantaletas.
Llegó su cumpleaños número 15
y le tenían preparado, un bochinche;
todo estaba calculado,
hasta su amado Luís Alberto, estaba invitado.
Tía pasó un mes caminando derechita,
pa’ no salirse de la rayita;
cuando llego a la puerta,
le vieron las uñas largas,
se las dejo crecer,
para verse más mujer.
De repente sonó una sirena,
que no salga Graciela.
¡Miércoles! Dijo tía,
estas monjas conmigo la tienen cojia.
Puso cara de ¡yo no fui, claro!
Afuera estaba su amado Luís
Pero hermana, una por una las hojas del patio, yo recogí
y el almuerzo maluco me lo comí.
La monja cara de iguana,
le da la razón, tan inhumana
Córtese las uñas y sale,
no me las corto y me quedo,
Ese día, tía descubrió su arma letal,
pero, con los que tienen que ver con iglesia,
no le puede funcionar.
Se arrodillo delante de 50 monjas,
se rasgo las vestiduras y comenzó a recitar:
“Tan tum ergum,
Sacramentus,
Veneremos ser nui el santisus,
Documentus genitori, geninorque”
Más rápido que inmediatamente, la hicieron entrar.
La fiesta se efectuó
y la cumpleañera esa noche lloró,
al otro día mamá y su galán,
la torta se la fueron a llevar,
A los 23 años,
con su amado se casó
y 4 hijos lindos y bellos, mi tía parió.
Tengo memoria buena
y muchos cuentos se, de mi amada tía Graciela,
pero voy a rememorar,
los que de risa pueden matar.
Por cosas que yo no sé, ni ustedes tampoco,
a veces su amado, no amanecía en la casa,
varias cosas podían suceder,
ustedes saben, lo ingeniosa que es, esa mujer.
Agarraba sus 4 muchachos y les decía con cariño
“ya saben hagan pupú y pipi,
coman y beban, que él, que está en la calle, come calle”
Localizaba el carro y se montaban a ruletear todo el día,
Al mamón ¡tía y sus hijos gozaban un bolón,
También podía suceder,
que se lo robaba y lo escondía
y le negaba que ella, lo tenía.
Una mañanita, lo fue a buscar
y cuando el carro le prendió y lo movió,
¡suácate! se le apagó, lo dejo en una calle atravesado
y la gente le gritaba ¡señora, señora, señora!
y ella se fue caminando, más brava que una leona.
Una vez Mamita, la fue a visitar,
pero ya su tensión le comenzaba a cobrar
y no se podía alterar.
Tía, le habló a sus hijos “mamá está aquí,
no quiero que se altere;
por causa de una pelea de ustedes”.
Por supuesto, se armaba un verguero
y tía en voz bajita y cantaiiita, les decía:
“miren muchachitos, los voy a rejoder
y cuando mi mamá se vaya,
la cabeza con un bate, les voy a romper,
mira Luís Alberto, te voy a sacar pal pasillo
y con mis nudillos te voy a dejar sin dientecillos,
muchachas, me las voy a masticar si no dejan de pelear”.
Mamita preguntaba; ¿qué pasa mija?
Y se escuchaba, un coro de 5 voces,
nada Mamita, todo está lindo esta tardecita.
Varias veces, la vi recitar; “tan tum ergum”
y cuando hacía eso, nos ponía a temblar,
no de miedo a que nos fuese a pegar,
si no que estaba loca de atar.
Tía cumplió 70 años,
la mejor fiesta que he ido en mis años,
No por que fuese opulenta y estirada,
si no por ver la felicidad
y energía de esa señora tan admirada,
La combinación de la caja fuerte de ropa
no me la ha dado, parecía una barquilla de colores,
así como un helado
Falda verde,
blusa manga larga morada,
que le quedaba apretada,
zapatos de Aladino,
pero a ella, no le importó, un comino.
Toda la noche, a los presentes nos trasmitió su alegría,
se veía tan bella esa, la tía mía.
Bailo y no se cansó, hasta de la diabetes se olvido.
Sus hijas y yo estamos muy agradecidas,
al Patronato San José de Tarbes.
Ella aprendió, a hacer manualidades.
Tienen que visitar su casa en Navidad,
eso parece …
no me alcanzan las palabras, para describir,
tal realidad
¿será de una inspiración que le sale del corazón?.
Compra tela de navidad, que de ahí salen cojines,
cubre cojines y tapa cojines de los cubre cojines.
Pañitos individuales, mantel,
mantelitos para todas las mesitas
y ella va viendo su casa tan bonita.
Caminos de mesa, caminos de piso, cortinas de balcón,
lazos, adorna todas las puertas, accesorios de los baños, forros de almohadas y si le sobra tela, hace agarra ollas,
para regalar a sus cuñadas.
Una vez, hizo un curso para hacer peluches,
que cosa tan rara, ella hizo y que una rana,
yo veía eso, como una bola verde torcía,
con ojos virolos y lengua mordía
Ya, entre sus hijas y yo tenemos la herencia repartida,
por supuesto, escogimos entre todas, sus manualidades,
por tal motivo, con tía no me puedo meter,
después me deja, sin mi frasco de laurel.



YNA AMELIA PINO BLACO
Si dices que tía es loca, los pelos te los arranco.

Ella es así porque de pequeña le dio Tifus.
Mi Locata, así la llamaba Mamita

Porlamar 29 Octubre 2008

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